¿Qué es lo que busco
sino tus hombros de descanso,
refugio de mi mundo
redención y fin de este vacío?
Fin para los sortilegios del pasado,
inicio para el nuevo cielo
que ha persistido alcanzar
hasta la más mínima parte de mí.
Esta noche no descanzaré
no porque me tenga desvelado
el llanto sofocado,
sino porque simplemente te pensaré
extrañandote,
sino porque seré sombra
de tu luz y tu cuerpo,
adherido a tu silueta,
seré penumbra por tu presencia.
El secreto que te acompaña enviciado,
misterio tejido para soñar.
Con tus ecos suelo bacilar
hacia el sueño que se aclara,
al cerrar mis ojos,
siempre quedará tu huella,
y hallará un sitio mi sosiego
para desacerme, de nuevo extrañandote.